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¿Qué mejora si hay competencia entre empresas?

La competencia es una forma de organizar nuestros mercados: hay competencia cuando los consumidores pueden comparar y elegir entre las ofertas de varias o muchas empresas. Para el consumidor, esto se traduce en que las empresas tendrán que esforzarse si quieren que elijamos su producto frente al de sus rivales.

Existen distintas posibilidades para que las empresas compitan por atraer consumidores: bajar el precio, ofrecer un mejor servicio, un producto novedoso o mejorar su calidad. Todo ello, como es lógico, redunda en beneficio del consumidor. Estas dinámicas, tal como explicamos en la guía, favorecen especialmente a los usuarios más vulnerables.

Además, la competencia tiene beneficios más profundos sobre la economía: permite que las empresas compitan en igualdad de condiciones, sin privilegios injustificados, y también mejora la competitividad, la innovación, la calidad de los servicios públicos y nuestra capacidad de crear empleo.

¿Cómo favorece a los consumidores?

¿Y a las empresas?

También al sector público

Para cubrir sus necesidades y para proveer bienes y servicios a los ciudadanos, el sector público tiene que adquirir bienes y servicios de las empresas. Por ejemplo, el sector público compra material de oficina, equipos informáticos o vehículos, o contrata servicios externos, como seguridad o limpieza, que son necesarios para llevar a cabo sus funciones.
Cuantas más empresas oferten un producto, más probable será que el sector público consiga adquirirlo a un menor precio y, por tanto, se puedan generar ahorros para las arcas públicas, es decir, para todos.

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